Una máquina expendedora sirve, en muchas ocasiones, de refugio para un trabajador cada vez más estresado o preocupado por las tareas del día a día. Una ubicación que ha de servir para dejar a un lado las preocupaciones personales y poner encima de la mesa otras conversaciones e inquietudes bien distintas. Son muchas las ocasiones a lo largo de una jornada laboral en que los trabajadores esperan ese momento de compartir un snack o un café con los compañeros.
Además de fomentar una disciplina basada en el horario, dentro de la jornada laboral, es la excusa perfecta para conocer mejor a los compañeros de trabajo, hablar de distintos temas, mejorar el sentido del humor y, por qué no, quedar para disfrutar de tiempo de ocio fuera del trabajo. La conversión de los espacios vending en áreas de restauración dan más juego para todo lo anterior, sirve al trabajador para sentirse más cómodo, mejor tratado por la empresa y donde no hay injerencias externas o jerárquicas.
De igual forma, en esos tiempos de relax se agudiza el ingenio. Pueden surgir propuestas e ideas interesantes entre los compañeros, tanto para la dinámica habitual de la empresa en cuestión, como para proponer mejoras en los propios servicios de vending. Nuevos productos que mejoren el rendimiento y que tengan una función nutricional o mental, o mejores métodos para el pago, así como diferentes formas de lograr incentivos, descuentos o vales, son algunas de las propuestas que pueden surgir de conversaciones, al parecer intrascendentes, pero que en torno a una buena taza de café, ganan en relevancia.
Tanto empresas del sector, como la Federación Nacional de Cafeteros, confirman la relación directa entre la pausa del café y el aumento de la productividad empresarial. Según un estudio sociológico de la Federación Nacional de Cafeteros sobre los hábitos de los colombianos frente al consumo de café, el 61% de los encuestados reconoció que, en el trabajo, cuando necesitamos concentrarnos, nos servimos un café porque nos ayuda a rendir mejor.